¿En qué momento empezamos a colocarle etiquetas de “baja vibración” a la tristeza, a la duda, al miedo?
Son emociones tan humanas como el latido que sostiene tu vida, mensajeras que jamás llegan por casualidad.
Sin embargo, vivimos intoxicados con píldoras de “positivismo mágico” que nos exigen sonreír 24/7 y fingir plenitud mientras el corazón se convierte en un campo minado de expectativas imposibles.
Imagina, por un instante, que en lugar de barrer tu ira bajo la alfombra o anestesiar tu ansiedad con frases vacías, las invitas a un café. Te sientas frente a ellas —sin filtros ni jueces internos— y les preguntas: “¿Qué quieres mostrarme?” Ese pequeño acto de valentía es el primer paso para convertir la incomodidad en sabiduría, el caos en dirección y la tristeza en brújula.

En Demente creemos que la verdadera sanación no consiste en escapar de la sombra, sino en abrazarla con luz consciente. Somos un espacio seguro donde la introspección se practica sin dogmas, donde el silencio no se impone con mantras de moda, sino que se descubre cuando decides pausar el carrusel frenético del “deber ser”.
Aquí no te pediremos que cumplas el checklist imposible de la perfección (carrera consolidada a los 21, quince países visitados a los 25, cuerpo escultural, emprendimiento soñadísimo, coche último modelo, sonrisa perenne). Te invitamos a recordar que, antes de cualquier rol, eres humana, imperfecta y plena en tu imperfección.
Un café para el alma: hablemos en serio
- Conversaciones conscientes: espacios íntimos donde cada emoción tiene voz y voto.
- Guía Transurfing: acompañamiento para salir del péndulo colectivo y regresar al centro de tu propio guion.
- Reflejos compartidos: una comunidad que abraza su proceso y se sostiene mutuamente en el viaje.
Si sientes ese leve cosquilleo en el pecho —la señal inconfundible de que tus emociones quieren ser escuchadas— regálate un momento para ti.
Porque la sanación no es permanecer en el extremo luminoso del péndulo, sino aprender a mecerlo con conciencia.
Agenda tu primera conversación uno a uno y tomemos ese café —real o simbólico— juntos.